top of page
Anonimato intencional en el Renacimiento

ĀæPor quĆ© estamos tan obsesionados con poner nombres a obras de arte, literatura y mĆŗsica anĆ³nimas? Este es un tema que he estado investigando con colegas de la Escuela de Idiomas y LingĆ¼Ć­stica de la Universidad de Melbourne, VĆ©ronique DuchĆ©, Andrea Rizzi y Vicente PĆ©rez de LeĆ³n (aunque Vicente ya se fue y estĆ” basado en la Universidad de Glasgow) . SurgiĆ³ inicialmente a partir de un estudio de la fama y la forma en que el nacimiento de la cultura impresa proporcionĆ³ un nuevo medio para que las personas lograran notoriedad. En el proceso, nos dimos cuenta de muchos casos en los que lo contrario parecĆ­a ser un factor motivador. Parece haber muchos artistas, mĆŗsicos y escritores que evitaron la fama y prefirieron habitar las Ć”reas mĆ”s oscuras del anonimato por una variedad de razones: religiosas, polĆ­ticas, confesionales o por restricciones de gĆ©nero. 

ā€‹

Aquƭ estƔn los primeros pƔrrafos de un artƭculo reciente sobre el tema:

ā€‹

Andrea Rizzi y John Griffiths, ā€œEl renacimiento del anonimatoā€. Renaissance Quarterly 69.1 (2016): 200-212


(Para leer el artƭculo completo, consulte la pƔgina web de Renaissance Quarterly o utilice un servicio como JSTOR).

ā€‹

EN 1559, EL PAPA Pablo IV publicĆ³ un nuevo ƍndice de libros prohibidos. En este documento, todas las obras anĆ³nimas estĆ”n proscritas. Esta iniciativa radical llevĆ³ a la industria de la imprenta a encontrar nuevas estrategias para vender sus productos, incluido el uso de seudĆ³nimos, iniciales y otros dispositivos de ocultaciĆ³n. La prohibiciĆ³n de Pablo IV fue un poderoso pero infructuoso ataque a la autorĆ­a oculta. El anonimato como un acto deliberado de ocultaciĆ³n por parte del autor, editor o editor ha continuado hasta el dĆ­a de hoy. Los estudiosos del Renacimiento encuentran lo anĆ³nimo en diferentes contextos y gĆ©neros: documentos de archivo (manuscritos e impresos), literatura, mĆŗsica y arte. A pesar de esto, los acadĆ©micos rara vez cuestionan quĆ© es el anonimato y cĆ³mo es importante para su investigaciĆ³n. Los enfoques mĆ”s comunes del anonimato son tomar el ocultamiento del autor del Renacimiento como un accidente (en la literatura y la mĆŗsica) o una prĆ”ctica por defecto (en las artes visuales) antes del desarrollo de las figuras artĆ­sticas profesionales, las leyes de derechos de autor y la celebridad. Una pintura sin firma de la Italia de principios del siglo XV es vista como una norma por los historiadores del arte del Renacimiento, ya que la mayorĆ­a de las obras de arte no tienen firmas y, por lo tanto, pueden clasificarse como anĆ³nimas pero en espera de identificaciĆ³n. Cuando el erudito moderno finalmente atribuye la obra como, por ejemplo, del taller de Catena o Botticelli, se descarta el anonimato y se le atribuyen valores modernos relacionados con su valor estĆ©tico, cultural y monetario. En la mayorĆ­a de los casos en que la atribuciĆ³n de obras premodernas no es inequĆ­voca a los estudiosos modernos, las obras se clasifican provisionalmente como anĆ³nimas hasta que se establezca su autorĆ­a; pero para los espectadores y patrocinadores del Renacimiento, estas obras no eran anĆ³nimas, o al menos no eran consideradas como tales por la audiencia y los usuarios previstos. Al igual que con el secreto, el anonimato demarca ā€œexclusiĆ³n, distinciĆ³n y privilegioā€: el anonimato intencional en algunos casos restringe o amplĆ­a deliberadamente el acceso a la informaciĆ³n y el deleite cultural en formas que de otro modo no serĆ­an posibles.

ā€‹

Sin embargo, es posible que las obras literarias o artĆ­sticas no firmadas que hoy pueden entenderse como anĆ³nimas no hayan sido consideradas como tales por los cĆ­rculos o las comunidades a las que estaban destinadas: tales comunidades estaban infinitamente mĆ”s circunscritas que en la actualidad. El omnipresente "Anon". es encontrado por acadĆ©micos literarios, musicĆ³logos e historiadores en mĆŗltiples gĆ©neros. Tanto Michel Foucault como Margreta de Grazia han definido dos enfoques del anonimato en relaciĆ³n con la literatura y la historia. Argumentan que los documentos no literarios tienen escritores, mientras que los textos literarios tienen autores. La distinciĆ³n implica que los documentos de archivo estĆ”n autorizados por su comunidad mientras que los textos literarios dependen de lo que Foucault llama ā€œla funciĆ³n del autorā€ 2 y la nociĆ³n de propiedad. Esto significa efectivamente que, en el caso del documento histĆ³rico, las primeras instituciones y comunidades modernas tienen la agencia y la autorĆ­a. El escritor es sĆ³lo el conducto o instrumento y por tanto no debe preocupar al historiador. En literatura, en cambio, el autor es el discurso validador y la funciĆ³n de autor debe preocupar al estudioso de la literatura. Las interpretaciones de Foucault y de Grazia sobre el anonimato en la literatura y la historia no estĆ”n lo suficientemente matizadas y crean distorsiones significativas. Los estudios recientes sobre literatura inglesa discutidos aquĆ­ critican la comprensiĆ³n de la historia del anonimato como evolutiva y lineal. En cambio, existe amplia evidencia que muestra que, al menos en la literatura, ā€œel anonimato no es simplemente una caracterĆ­stica residual de la cultura oral o manuscritaā€, 3 sino que representa durante varios siglos una convenciĆ³n importante tanto en la cultura impresa como manuscrita.

ā€‹

Los estudios recientes sobre la literatura inglesa y espaƱola moderna y moderna proporcionan una comprensiĆ³n innovadora y sofisticada del anonimato que se aplica igualmente a todas las disciplinas relacionadas con los estudios del Renacimiento. Esta literatura emergente explora la naturaleza del anonimato intencional, una forma de autorĆ­a en la que la mĆ”scara era a menudo un juego privado para los lectores y espectadores contemporĆ”neos. En palabras de Marcy North, ā€œel anonimato es una convenciĆ³n flexible. Puede representar. . . un acto de modestia o un acto de autoprotecciĆ³nā€. 4 Estos estudios muestran que el anonimato era una de varias convenciones disponibles para los autores, copistas, impresores y mecenas para dar forma a su relaciĆ³n con el texto y el lector.

ā€‹

En el presente ensayo sostenemos que las convenciones del anonimato se practicaron en una gama de otras actividades artĆ­sticas (mĆŗsica y artes ļ¬gurativas) y formas de comunicaciĆ³n (crĆ³nicas, cartas y denuncias, entre otras) que aĆŗn no han recibido el debido reconocimiento. atenciĆ³n. Los musicĆ³logos, los historiadores y los historiadores del arte aĆŗn no se han comprometido completamente con el Anon. Hace veinte aƱos, el exdirector de la GalerĆ­a Nacional y el Museo BritĆ”nico de Londres, Neil MacGregor, preguntĆ³ si en la historia del arte importa que un artista tenga un nombre real. Su respuesta entonces fue ā€œsĆ­ā€, y esta preocupaciĆ³n, que continĆŗa en la actualidad, es consecuencia de nuestro condicionamiento por las nociones legales y culturales detrĆ”s de la propiedad intelectual, los derechos de autor y el aumento del valor de una obra al conocer la identidad de su Ćŗnico creador. Pero a menudo no estamos al tanto de las primeras reglas modernas del juego y, debido a esto, no podemos ubicar el anonimato en sus Ć”mbitos material, social y cultural. Foucault y de Grazia han sugerido que la historia y la literatura tratan los textos de manera diferente. Sin embargo, en los Ćŗltimos veinticinco aƱos, los historiadores sociales y culturales han recurrido a la literatura para comprender el Renacimiento. De manera similar, los nuevos historicistas literarios han dedicado mucha atenciĆ³n al material de archivo y lo han incorporado a sus anĆ”lisis de ficciĆ³n. Creemos que esta creciente interacciĆ³n entre literatura, musicologĆ­a e historia impulsa una reconsideraciĆ³n de cĆ³mo se percibe y estudia el anonimato en estos campos.

 

 

 

ā€‹
 

bottom of page